METER AL DIABLO EN EL INFIERNO
En Berbería, en la ciudad de Cafsa, hubo hace tiempo un hombre rico que tenía una hija hermosa cuyo nombre era Alibech; la cual, viniendo de una familia no cristiana y oyendo a muchos cristianos que en la ciudad se alababa mucho la fe cristiana y el servicio de Dios, un día preguntó como podía servir a Dios. Este respondió que los que servían mejor a el Señor son aquellos que más huían de las cosas del mundo, como hacían quienes estaban en las soledades de los desiertos de la Tebaida. La joven, a la edad de unos catorce años, por un impulso pueril, sin decir nada a nadie, a la mañana siguiente hacia el desierto de Tebaida, sola, se encaminó. Después de algunos días llegó, y vio desde lejos una casita, se fue a ella, donde encontró a un hombre en la puerta, el cual, maravillándose de verla allí, le preguntó qué es lo que andaba buscando. La cual respondió que estaba buscando ponerse a su servicio, y también quién le enseñara cómo se le debía servir a Dios. El honrado varón, viéndola j